martes, 7 de julio de 2015






El vino sensible.
Es recomendable, por ejemplo, que cuando abramos la botella para catarla el vino se haya mantenido en reposo durante un par de días como mínimo con anterioridad. 
Pero lo fundamental es la temperatura. La temperatura del vino afecta mucho a las sensaciones que transmite. Un vino servido a su temperatura ideal, incluso un poco por encima de ella, desprenderá en la copa todos sus aromas, tanto los positivos como los que no lo son tanto, permitiéndonos juzgarlo de forma objetiva y certera; si esa temperatura es excesiva el alcohol se impondrá a los demás aromas, a los buenos y a los menos buenos, y estaremos catando una versión alterada de nuestro vino.
El frío excesivo, por su parte, cierra el desprendimiento de aromas del vino, con lo cual se apagan sus virtudes y se ocultan sus posibles defectos.



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