7 PECADOS DE LOS MOZOS A LA HORA DE SERVIR UN VINO
La idea de los pecados capitales es fuerte. Se trata de las siete peores bajezas en materia de faltas a las que podemos sucumbir los mortales.
VENDE Y NO SUGIERE. Lo más frecuente es que el comensal no conozca al detalle la carta de vinos.
TRAE LA BOTELLA DESTAPADA. Esto además de considerarse un pecado puede encuadrase en el derecho penal: en el peor de los casos, permite al consumidor sospechar que la botella no contiene el vino que pidió
NO MUESTRA LA ETIQUETA. Pecado menor entre los pecados posibles, el mozo que llega a la mesa y no presenta el vino para que quien lo haya elegido certifique que se trata exactamente del vino encargado
NO PREGUNTA QUIEN PRUEBA. Una vez abierta la botella hay mozos que se forman junto a la mesa y, cordialmente, preguntan quien probará el vino. Pero hay otros que asumen desde el vamos que el responsable de probarlo es el hombre.
DISCUTE CON EL CLIENTE LA CALIDAD DEL VINO. Si bien es cierto que son pocos los que saben cuándo un vino está en mal estado, es frecuente que un mozo se empecine en no reconocerlo y discuta con el cliente.
SIRVE LAS COPAS HASTA ENRASARLAS. Pecado estético y funcional, es un pecado al fin que raya la grosería. No todos los mozos saben que el vino se sirve hasta el ecuador de una copa.
NO TRAE COPA PARA AGUA. Para muchos mozos el agua y el vino se mezclan. O al menos uno debe presumirlo de ver que no traen otro recipiente para beber agua, una vez que sirvieron el vino en las copas,
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